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Aceite de palma: eliminarlo si, sustituirlo no

En los últimos meses hemos asistido a una tremenda avalancha de información, más o menos veraz, sobre el peligro del aceite de palma para la salud, y sobre la necesidad de excluirlo de nuestra alimentación. Y digo yo:

¿Durante años hemos convivido con ingentes cantidades de grasas hidrogenadas y parcialmente hidrogenadas presentes en los productos procesados? Gracias a la presión social y científica la industria alimentaria se vio obligada a retirarlas de los ingredientes de sus productos (que no alimentos). ¿La solución al problema? ¡Otro problema! Aceite de palma (refinado) hasta en la “sopa”. ¿Qué será lo siguiente? No te centres en las desventajas del aceite de palma. Sigue leyendo.

¿No te parece que, una vez más, nos estamos desviando otra vez de lo verdaderamente importante? Que de nuevo estamos dirigiendo nuestra mirada hacia un único compuesto, volviendo a caer en el reduccionismo. Da igual que sean grasas trans, aceite de palma refinado, azúcar, aspartamo, ciclamato, sacarina; da igual. Crece la presión social y poco a poco la industria quita y pone otra cosa. "Un cambio" que no antepone la salud al negocio. Que no nos engañen, unas galletas sin aceite de palma son igual de malas que unas galletas con aceite de palma.

 

Aceite de palma: consumo vs salud

Si nos centramos en los efectos del aceite de palma en la salud: el problema del aceite de palma reside en que su proceso de refinado. Ya hablé de ello el año pasado cuando la EFSA emitió un informe sobre los contaminantes tóxicos que aparecen tras el procesado (refinado) de ACEITES, principalmente encontrados en el aceite y grasa de PALMA, así como en patatas chips, bollería y galletas.

Especial preocupación también por los alimentos infantiles que contienen estos productos. Los contaminantes tóxicos son concretamente: 3-monocloropropanodiol y 2-monocloropropanodiol (3-MCPD y 2-MCPD) libres, sus ésteres de ácidos grasos y los ésteres glicidílicos de ácidos grasos, que son compuestos considerados como posibles carcinógenos. Las grasas saturadas per se, a pesar de su mala prensa, no tienen por qué generar problemas. Tampoco el ácido palmítico, del que tanto se ha hablado a raíz del estudio sobre cáncer y metástasis.

Aceite de palma virgen

De hecho, el aceite de palma virgen, a pesar de tener el mismo perfil de ácidos grasos, nada tiene que ver al refinado. Este aceite virgen (también llamado aceite de palma rojo) es uno de los aceites que estudié como parte de mi tesis doctoral en el Instituto Rowett (Aberdeen, Escocia); y que, puedo decir, tiene una buena estabilidad oxidativa y excelentes cualidades nutricionales. Se trata de un aceite que ha sido utilizado tradicionalmente en poblaciones de África, de donde procede este árbol (palma africana), para cocinar o para aliñar. Su cultivo también tradicional (sostenible), no supone ningún problema.

Medioambiente

Si dirigimos nuestra mirada hacía el impacto medioambiental; debemos saber que su cosecha y consumo irracional, la producción a gran escala de aceite de palma refinado, ha supuesto un grave problema de deforestación en zonas de Malasia e Indonesia.

 

Responsabilidad de consumo

Por último, NO, no solo es la industria la que tiene necesidad de cambiar, eres tú quien debe dar el paso realmente importante y dejar de comprar y consumir productos ultraprocesados, con o sin aceite de palma, con o sin azúcar, con o sin vitaminas, calcio, hierro y bacterias añadidas… Abandonar productos y supermercados y reencontrarnos con alimentos y mercados, ese es el cambio por tu salud y la del planeta.

  También puedes escuchar la entrevista que me hicieron en COPE VALENCIA sobre este asunto y leer en Catalans, valencians i els de les illes, podeu llegir l'article del DIARI ARA on he pogut col.laborar.   ©2017 Lucía Redondo Cuevas. Derechos reservados.